"En efecto, hay una gran distancia entre la perspectiva que considera los recortes microhistóricos como laboratorios que permiten analizar intensamente los mecanismos de poder que caracterizan una estructura sociopolítica propia de un tiempo y un lugar determinados, y la que considera esos mismos recortes como una condición de acceso a creencias y a ritos que, usualmente, las fuentes callan o soslayan y que remiten, en su anomalía incluso (el término es de Ginzburg), a un zócalo cultural compartido por la humanidad toda. En este último sentido, no hay ninguna contradicción entre una técnica de observación microhistórica y una descripción macroantropológica".
- Roger Chartier, La historia o la lectura del tiempo, Barcelona, Gedisa, 2007, p. 77.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario