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Mexicali, Baja California, Mexico
Historiador por la Universidad de Guadalajara y El Colegio de Michoacán, con un breve momento oscuro en El Colegio de la Frontera Norte. Nacido en Durango, criado y creado entre Ensenada, Ameca y Guadalajara, y ahora radico en Mexicali: es decir un jalisquillo fronterizo de origen duranguense, pero no bailo pasito duranguense (mucho menos tribal).

Lo que leo

Una antología de artículos y capítulos de Gilberto Giménez, principalmente sobre identidades, para una clase de maestría, pero sobre todo para escribir una introducción a mi próximo libro que titularé: Identidades históricas en las Californias.

jueves, 31 de marzo de 2005

Historia: ¿Ciencia Social o Humanidades?

Para algunos parecería una pregunta pertinente, sin embargo, su servidor se formó en un mundo académico (1984-1990), en el cual la pregunta ni siquiera se podía plantear, ya que implicaba dudar sobre que la historia era una ciencia social de pleno derecho. Discutíamos los argumentos en contra de la ciencia histórica como tal, desde las llamadas ciencias duras, y si el método hipotético deductivo era el único con calidad científica, pero nunca nos cuestionamos si nuestra disciplina, estudiada en la Universidad de Guadalajara (Facultad de Filosofía y Letras), era parte de las Ciencias Sociales.

Ha sido en estas regiones donde me he tenido que enfrentar con la idea de clasificar a la historia como parte de las Humanidades, sin que nunca existiera una discusión sobre qué se entiende por las Humanidades, ni por qué es necesario establecer una clasificación mayor a las de ciencias sociales y naturales, por qué permitir nuestra propia descalificación cayendo en el juego de las nomenclaturas discriminatorias: como no haces lo que yo hago no eres como yo, ergo, eres inferior. El no reconocer que este es un juego sociopolítico discriminatorio e intolerante, me parece preocupante de la parte pensante universitaria.

Si aceptamos que la historia es parte de las Humanidades, es aceptar que sea clasificada como un “arte menor”, y el devenir histórico de la ciencia histórica en nada mas en el México contemporáneo, no hablemos de las Escuela de los Anales, la microhistoria italiana o del marxismo histórico británico, nos muestra lo errado e ignorante de esta clasificación.

Así, resulta paradójico que mientras en nuestra región se clasifica a la historia como parte de las Humanidades, que a fin de cuentas no debería de existir tal nomenclatura, el Observatorio laboral (http://www.observatoriolaboral.gob.mx) de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (sí, la de Abascal), establece que dentro de la clasificación de las Ciencias Sociales se encuentran: Derecho; Ciencias Políticas y Administración Pública; Ciencias de la Comunicación; Sociología, Trabajo Social y afines; e Historia. No obstante, esta instancia de gobierno también cuenta con el estanco de las Humanidades donde establecen a: Filosofía; Psicología; Teología y Religión; y Antropología y Arqueología.

En una modernidad tardía con una tendencia cada vez mayor hacia la transdisciplina desde la intradisciplina, como es posible que sigamos discutiendo la nomenclatura positivista decimonónico de las ciencias humanas, es decir de las ciencias que ejerce el ser humano, ya que sin el elemento humano ni la física cuántica existiría, así como la literatura o la historia. En un mundo globalizado, bajo la crítica postmoderna, por qué proponer un conglomerado disciplinario como la licenciatura en Humanidades: especialista del todo y conocedor de nada.

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